Debut soñado del Málaga CF en el Grupo C de la UEFA Champions League. El equipo de Manuel Pellegrini firmó una primera hora extraordinaria y eso le valió para ganar 3-0 al FC Zenit St Petersburg en su estreno en la máxima competición continental. Recital del joven Isco, que con dos golazos llama con fuerza a las puertas del estrellato continental.
Noche histórica es una definición que se queda corta para lo vivido en Málaga. La explosión de emociones en La Rosaleda se hizo patente desde la llegada del autobús del conjunto de Manuel Pellegrini al estadio. Cánticos, banderas, bufandas al viento y mucha ilusión entre la afición local y entre los más de 500 seguidores rusos desplazados hasta la Costa del Sol. También mucha ilusión en los equipos, que saltaron al campo con algunas de sus caras nuevas a la cabeza. El Málaga lo hizo con el argentino Javier Saviola, que llegaba al partido tras firmar una excelente actuación (con gol y asistencia) ante el Levante UD en la última jornada de Liga y el Zenit con el brasileño Hulk, uno de los fichajes más caros del mercado estival.
Finalmente no entró en la convocatoria local el francés Jérémy Toulalan, que se resintió de unas molestias en los isquiotibiales. La ausencia del galo no evitó que el equipo de Pellegrini saliera mandando. En el primer minuto provocó un saque de esquina y en el minuto 3 uno de los jóvenes llamados a ser la revelación de esta Champions dio la primera dentellada. No tuvo paciencia Isco y en una jugada individual propia de las estrellas consagradas penetró por el costado izquierdo del área rusa para batir a Vyacheslav Malafeev con un disparo ajustado al poste.
Con 2-0 en el marcador se empezó a notar el desconcierto en el Zenit. No se esperaba empezar así la Champions el campeón ruso y los nervios iban aflorando. El Málaga seguía llegando y pudo llegar el tercero en un gran pase de Portillo en el minuto 19 que no encontró rematador y poco después en otro remate a bocajarro de Saviola. Con cuenta gotas se acercaba el Zenit, y siempre acababa topándose con un atento Willy Caballero.
La recta final de la primera parte destacó por las imprecisiones. El Málaga no supo ponerle pausa al choque y perdía el balón muy rápido. Eso no evitó que Saviola siguiera probando suerte con algún remate aislado. Spalletti, desesperado por cambiar el rumbo del partido, retiró en el minuto 40 a Aleksandar Luković para dar entrada a un hombre más ofensivo como Vladimir Bystrov. Y en la jugada que siguió al cambio, el Zenit tuvo una inmejorable ocasión para recortar distancias con un remate de Aleksandr Kerzhakov desde el interior del área que repelió bien Caballero, auténtica figura del equipo local en los últimos compases del primer periodo.
Pero cuando mejor jugaba el equipo visitante llegó el descanso. Pellegrini no quería una segunda mitad descontrolada y por eso dejó en el banquillo a Portillo, que firmó una gran primera parte, para dar entrada a un hombre de contención como Manuel Iturra. Y le iba a dar resultado, porque la primera gran ocasión de la segunda parte fue para Eliseu, que no supo batir a Malafeev en un claro uno contra uno. Pero la oportunidad de los andaluces fue un espejismo. El Zenit empezó a recobrar el pulso y poco a poco impuso su físico, lo que motivó que el Málaga moviera el banquillo. Entró Roque Santa Cruz por Saviola para dar aire arriba al conjunto andaluz, y la grada despidió con ovación al ariete argentino.
Con el paraguayo en el campo las cosas no cambiaron en exceso. Caballero seguía siendo el mejor de un Málaga que cada vez contenía peor al Zenit pero que al mismo tiempo seguía disfrutando de contras peligrosas ante un equipo ruso muy volcado al ataque. Isco seguía aportando magia en cada jugada pero erraba en las decisiones finales. Y entre ataques infructuosos del Zenit y contras del Málaga se fue consumiendo el partido hasta que volvió a aparecer el joven genio de La Rosaleda.
Corría el minuto 76 cuando Isco montó una contra, le entregó a Joaquín el balón en banda izquierda y lo volvió a recibir en la frontal para sacarse un violento zapatazo que entró como un rayo por la escuadra del marco ruso. Un golazo que acababa con cualquier atisbo de remontada y que le garantizaba al Málaga su primer triunfo en Champions.
Fuente:Uefa
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