El entorno del Atlético está ilusionado. Los aficionados siguen los resultados de los rivales de la parte alta de la clasificación y calculan los puntos que necesitan los de Simeone para entrar en Champions. El día después de cada partido, sacan pecho y lideran las conversaciones orgullosos de lo que ven en el campo. No se les puede reprochar nada. Más bien al contrario. Se lo merecen todo. Tras una racha de siete partidos sin perder y seis sin encajar un sólo gol, está claro que "algo se mueve al sur de la ciudad".
Otra cosa es el vestuario. Los jugadores agradecen el apoyo y están satisfechos de que la grada disfrute, pero ellos son el polo opuesto de esa euforia. Se mantienen fríos. La filosofía de ir 'partido a partido' de Simeone ha cuajado en los futbolistas, que se declaran miopes para el largo plazo.