El equipo de Míchel levantó un 1-0 adverso, gracias a los goles de Medel y Navas. El palaciego, colosal, lideró a un conjunto que mereció el triunfo y dio una imagen sólida y solvente. Todo ello en un estadio propicio para disparar los ánimos y la ilusión
El Sevilla FC se ha dado una alegría tremenda esta tarde en Mestalla, venciendo en una de las grandes plazas de España y sobre todo haciéndolo con argumentos y buenas artes, algo que sin duda evidencia que la tendencia ha cambiado y que dónde antes sólo había pesadumbre ahora hay confianza, mucha confianza. Ni siquiera el tanto inicial del Valencia apartó a los hombres de Míchel de un triunfo que obtuvo con total justicia. Los andaluces, después de haber estado prácticamente dos meses y medio sin ganar, necesitaban un golpe de autoridad como éste, sobre todo porque la victoria supone un bálsamo de moral para un grupo que ha sufrido en exceso en el plano psicológico en lo que va de 2012. El equipo desde el principio mostró un dominio encomiable de la situación, nunca perdió la compostura y se impuso con un fútbol veloz y muy preciso, jugando bien y con un Jesús Navas pletórico, que vuelve a ser ese jugador que se coronó rey del mundo en Sudáfrica.
Jesús Navas es el hombre del momento del Sevilla FC. Sin duda, hace mucha justicia la flamante convocatoria de Vicente del Bosque del extremo de Los Palacios para jugar el próximo amistoso de la selección ante Venezuela. Navas carbura y su magnífico juego, la superioridad de su fútbol pegado a la cal, innegablemente contagia a sus compañeros. No todo fue Navas en Mestalla, obviamente, pero sería imposible hablar de lo que ocurrió sin mencionar el tamaño encuentro que cuajó el canterano. No obstante, en líneas generales la imagen del equipo en esta cita de altura que deparaba el calendario fue enorme. Pese a que los locales crearon peligro, la realidad es que el Valencia apenas dispuso de ocasiones claras en los 90 minutos y eso fue porque el conjunto de Míchel se plantó de maravilla en el terreno de juego, con mucha inteligencia y un 4-4-2, de nuevo un 4-4-2, que demuestra que cuando hay orden y concierto entre las piezas el sistema no es lo más importante.
Sin acaparar el juego, los andaluces se mostraban muy incisivos a la contra desde el comienzo. En el minuto 19 Reyes culminó con un peligroso disparo que detuvo Guaita la primera de las muchas salidas rápidas que realizó el equipo. El Valencia nunca superó a los nervionenses, pero se adelantó en el minuto 24 con un tiro imposible de Tino Costa. Llegaron entonces unos instantes de inestabilidad, pero a diferencia de otras ocasiones, sin ir más lejos en San Sebastián, esta vez el equipo no se cayó al primer golpe. El Sevilla, con mucha decisión en sus arranques, combinando con velocidad y tino, volvió a dar la sensación de que podía meterse en el partido. Y ratificó todo en el 36, cuando Navas, en la enésima acción por su banda, después de una grandísima jugada de equipo, sentó a Mathieu, pisó área y la puso atrás para que peinara Rakitic y Gary Medel, otra vez él, entrando desde atrás se lanzara en plancha, emulando a su compatriota Iván Zamorano, para lograr la igualada. De ahí al descanso el partido fue del Sevilla y de hecho Kanouté tuvo el segundo, después de que Negredo se colara hasta la cocina y habilitara con un servicio mortal atrás para que el malí rematara a gol, interponiéndose Mathieu en el camino del esférico a las redes.
En la reanudación el guión no cambió. El Sevilla estaba al volante, no había duda. Reyes probó de nuevo a Guaita y Negredo dispuso de varias contras en las que le faltó tener un poco de acierto para resolver en el momento clave. El Valencia andaba perdido, por más que aparentemente controlara el cuero en muchas ocasiones. Sin embargo, lo que valían eran las contras cada vez más venenosas de los hispalenses, que por fin en el minuto 70 pusieron las cosas en su sitio. Salida rapidísima del Sevilla, Kanouté se planta ante Guaita, perece que no va a llegar, atosigado por Mathieu, pero estira su zurda y mete lo justo la bota para desviar el balón a la derecha, con idéntica dósis de esfuerzo y elegancia, donde aparece Navas y remata a placer.
Ni siquiera con el 1-2 Míchel varió el esquema. Hizo cambios, pero continuó jugando con dos delanteros, optando por no cambiar lo que funcionaba. El último cuarto de hora fue sufrido, más por temor que por ocasiones ches, porque el equipo, muy disciplinado y comprometido en cada lance, supo resistir con entereza para acabar imponiéndose en lo que sin duda era un encuentro que reporta mucho más que tres puntos. Porque ganar siempre aporta satisfacción, pero ganar convenciendo, llegando mucho y bien, con las ideas claras, con firmeza, con velocidad y un correctísimo trato de balón… Ganar así, encima ante un equipo de primer nivel, siempre llena los pulmones de oxígeno y la mente de optimismo. Da la sensación de que el equipo, de la mano de Míchel, se liberó de ansiedad ante Osasuna y se ha confirmado en Valencia, un lugar ideal para lanzar un mensaje de credibilidad contundente. El próximo sábado, otra final.
Fuente:Sevilla.F.C
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