Un gol. Eso es lo que le faltó al Real Madrid para meterse en las semifinales de la Copa del Rey. El equipo blanco dio una lección de orgullo, personalidad y fútbol en el Camp Nou. Mereció adelantarse en el marcador por las ocasiones claras que tuvo, encajó el duro golpe de recibir dos goles en los últimos cinco minutos de la primera parte y con todo en contra no bajó los brazos, empató el encuentro y estuvo cerca de conseguir un tercer tanto que le hubiera dado la clasificación y habría hecho justicia al gran encuentro que firmó en Barcelona.
El fútbol fue injusto con el Real Madrid en el primer tiempo. Porque hizo méritos de sobra para marcar uno o dos goles. A los 15 segundos, Higuaín tuvo la primera ocasión delante de Pinto, pero su lanzamiento cruzado se marchó fuera. En el minuto 10, en un contragolpe perfecto, Kaká abrió a la banda izquierda a Cristiano Ronaldo, cuyo disparo lo salvaron entre Alves y Pinto. El Madrid llegaba con claridad al área azulgrana y tenía oportunidades para adelantarse. Pudo hacerlo en el minuto 18 si el árbitro hubiera visto el penalti que cometió Busquets tras rechazar con el brazo el balón tocado por Pepe de cabeza. El encuentro seguía el ritmo que imprimía el Real Madrid, que a esas alturas ya había silenciado el Camp Nou. Özil volvió a meter el miedo en el cuerpo de la afición azulgrana en el minuto 25. Sacó un zurdazo increíble desde 25 metros, el balón superó a Pinto y sólo el larguero evitó su golazo. Los postes se habían aliado con un Barcelona que no creaba peligro. En el minuto 27, en la enésima oportunidad blanca, Pinto despejó otro remate dentro del área de Higuaín. El Barcelona, milagrosamente, había dejado su portería a cero y en la primera ocasión clara que tuvo batió a Casillas. Fue Pedro, en el minuto 42 quien aprovechó un pase de Messi para marcar el 1-0. El golpe anímico, duro, lo fue aún más cinco minutos después, cuando en la última acción previa al descanso, Alves recogió el balón fuera del área y lo puso con la pierna derecha en la escuadra de Casillas.
El golpe había sido brutal, pero el Real Madrid no conoce lo que significa rendirse. Es una palabra que no entra en el vocabulario del madridismo, un término que no va con el ADN de este club. El Camp Nou lo supo de primera mano. Porque cuando la afición azulgrana se frotaba las manos pensando en un plácido segundo tiempo apareció el gran Real Madrid. Mourinho refrescó el equipo haciendo tres cambios casi consecutivos. Granero, Benzema y Callejón entraron por Lass, Higuaín y Kaká y el partido dio un vuelco. En el minuto 67, Özil envía un pase perfecto al hueco a Cristiano Ronaldo, que se va en carrera de Puyol, regatea a Pinto y marca con la derecha. Era el 2-1.
Los murmullos empezaron a escucharse en el Camp Nou. Primeras dudas, que se hicieron silencio cinco minutos después, cuando Benzema fabricó una obra de arte. Recibió de cabeza un pase de Callejón, hizo un sombrero a Puyol y con la derecha marcó el 2-2. El Real Madrid había enmudecido las gradas del estadio del Barcelona, que se quedó atónito ante lo que veía. El conjunto de Mourinho siguió apretando, con las fuerzas que le quedaban, y estuvo a punto de encontrar su merecido premio en el minuto 78 en una nueva aparición al hueco de Benzema, que se adelantó a Puyol y no marcó por poco ese gol que le faltó al Real Madrid para consumar la remontada.
► Así se movieron los jugadores
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