FUTBOL SELECCION ESPAÑOLA ABSOLUTA: España no consiguió plasmar sus méritos en Wembley (1-0)


La Selección mereció más en el templo del fútbol inglés. Sin embargo, un gol del capitán Frank Lampard a los tres minutos de la segunda parte cerró un partido controlado y dominado por España. La Roja permitió sacar conclusiones positivas.
La Selección mereció más en el templo del fútbol inglés. Sin embargo, un gol del capitán Frank Lampard a los tres minutos de la segunda parte cerró un partido controlado y dominado por España. La Roja permitió sacar conclusiones positivas.
En el “Remembrance Day”, el día de los caídos en la I Guerra Mundial, se citó el fútbol con el respeto, la elegancia natural y el ejemplo, modélico ejemplo, de dos aficiones que supieron representar a sus países de manera brillante. Por fin, supimos escuchar el verdadero sonido del silencio. Y tenía que ser en el escenario superlativo de Wembley.

Del Bosque puso, sobre esta hierba excepcional, un equipo dispuesto a jugar al fútbol y a hacer disfrutar a los espectadores de todo el mundo. Iker igualó el máximo número de internacionalidades con La Roja, 126, y por delante se alinearon los cuatro zagueros; Arbeloa, por la derecha; Piqué y Ramos de centrales; y Jordi Alba en la banda izquierda. Lo de Ramos en el medio sigue siendo un acierto y ya no se sabe dónde juega mejor. Los que siempre pensamos que era más central que lateral nos vimos desmentidos por sus sucesivos entrenadores y sólo las circunstancias lo llevan a esa posición en la que nos hace felices a los que sabemos un poco menos de este deporte. Con Piqué, se advirtió una compenetración absoluta. Por delante, se reunieron Xabi Alonso,
Busquets y Xavi Hernández que, cuando les da por jugar y se sienten cómodos, regalan efectividad y belleza raudales. Unos metros más cerca de Joe Hart, el meta inglés, Silva, Iniesta y Villa hicieron un corro de continuos intercambios de posiciones, aunque encontraron más apoyo en las llegadas de Alba, un lateral extremo, zurdo, seguro y valiente; un hallazgo que se entiende a las mil maravillas con sus socios de ataque.
España pasó el primer tiempo con constante dominio del partido, merced a una posesión abundante y circulante, y llegó con algún peligro, especialmente un remate de cabeza de Busquets, que pudo ser gol y lo mereció. Después, se hartó de combinar mientras Inglaterra buscaba un contragolpe desesperadamente, encerrada en sus garitas, oteando en el horizonte la invasión constante de españoles con balón. Los hombres dirigidos por Fabio Capello se agazaparon en la madriguera para lanzarse al ataque en la primera oportunidad. Ésta llegó, sin embargo, a balón parado. Una falta desde la izquierda convirtió el balón en un misil sobre la cabeza de Darrent Bent, el delantero del Aston Villa. Su remate certero, elevado, se estrelló en el palo izquierdo de la meta española y, con Reina caído, Frank Lampard cabeceó la pelota en la línea de gol al fondo de la portería. Uno a cero. Capello intentó echar la llave.
Inglaterra decidió acortar los tiempos sobre la base de embarullar el partido. Lo italianizó con faltas, cortes de juego y constantes interrupciones; hasta que España volvió a encontrar la batuta. Del Bosque dio entrada sucesivamente a Reina, Mata, Torres, Puyol, Cesc y Cazorla y dio descanso adelantado a Iker, con la misión cumplida, Busquets, Xavi, Iniesta, Ramos y Silva. Con Torres en la referencia de ataque y Mata de compañero, Cazorla y Cesc abrieron huecos.
Merecía empatar La Roja pero la fortuna se alió con Inglaterra y el poste. Un remate de Villa a la madera con Hart batido, otro remate del asturiano que escoró mucho y estrelló el balón en la parte exterior de la red, un disparo seco de Cesc y un remate final de éste a pase de Villa desde el interior del área acompañaron el balón hasta el sepulcro del partido, justo cuando el árbitro belga De Bleckere decidió pitar tres veces seguidas.
Nos quedó la sensación de haber vivido un partido de primera magnitud, disputado por dos grandes equipos, ambos dirigidos de forma extraordinaria, como una partida de ajedrez entre Boris Spassky y Bobby Fischer. Inglaterra no inquietó y se encontró con un gol en una acción aislada pero contuvo el poderío enorme de la gestión de fútbol de los campeones del mundo. Mucho mérito a su orden defensivo, a su organización estratégica y a su suerte suprema. Lampard, con libertad de gran director, y Scott Parker en cada jugada, lideraron al equipo británico.

España jugó muy bien en el primer tiempo, se desinfló en las argucias inglesas tras el gol de Lampard y volvió a acreditar una calidad y una categoría excepcionales en un escenario reservado para los grandes futbolistas. No dio la impresión de que perdiera sino de que el marcador había engañado a los espectadores.
Fuente: RFEF

No hay comentarios:

Publicar un comentario