El Levante regresó esta mañana a la rutina de los entrenamientos diarios que fijan sobre el horizonte el partido ante el Málaga del próximo fin de semana. La semana que nace provoca una variación sustancial con respecta a la pasada marcada por el parón que supone la aparición sobre los terrenos de juego de las Selecciones Nacionales que propició la marcha de Valdo y Keylor Navas para defender los escudos de Cabo Verde y Costa Rica. El fútbol, en el marco de la competición en Primera División, desapareció dibujando un fin de semana un tanto atípico que se saldó con unas minivacaciones para la totalidad de la plantilla azulgrana. “Nos viene bien este descanso para cargar pilas y estar con la familia”, advierte Sergio Ballesteros.
El defensor busca nuevos argumentos de índole deportiva para cifrar los beneficios de esta interrupción del campeonato. “Había jugadores tocados. Hay gente que se recuperará. Siempre es importante hacer otro tipo de entrenamientos en una semana sin competición. Se juegan partidos entre semana. Se buscan otras cosas”. Esa sensación de asueto forma ya parte del pasado tras el retorno del colectivo a las sesiones de trabajo en las instalaciones de la Ciudad Deportiva de Buñol. El Levante retoma la normalidad defendiendo el coliderato de la clasificación general en la máxima categoría situación que está en condiciones de mantener si es capaz de solventar con éxito el partido que el próximo domingo desde las 18:00 horas le enfrentará al Málaga sobre el césped del Estadio Ciudad de Valencia.
El Levante, que se prepara sobre el pasto para afrontar la séptima jornada de la competición liguera, cuenta en su expediente con unos dígitos inmaculados después de encadenar cuatro victorias seguidas y solucionar los primeros enfrentamientos foráneos ante el Getafe y Racing de Santander con sendos empates que posibilitan que la imbatibilidad acompañe al grupo que prepara Juan Ignacio Martínez y que el grupo presente entre su pertenencias la obtención de catorce puntos que le proyectan junto al F.C. Barcelona hacia el cielo de la división. El feudo de Orriols se apresta a servir de escenario de un encuentro de alto voltaje entre dos entidades instaladas en la zona más elevada.
Sergio Ballesteros acota el significado del enfrentamiento. “No es un partido entre el segundo contra el cuarto. Es un partido entre un equipo que está en un buen momento contra otro que acabará la Liga en situación privilegiada. Los calificativos del capitán se agolpan para definir a la entidad malacitana. “Nos enfrentamos a un equipo que estará seguro peleando por acceder a la Liga Europea o por la Champions. Tiene gente de un nivel extraordinario. Es un rival fuerte y peligroso”.
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