En San Sebastián, ningún aficionado tiene claro que los donostiarras vayan a hacer valer con autoridad la diferencia de división por los antecedentes tan cercanos con equipos de potencial similar al de los algecireños, en un torneo que es sinónimo de desastre para la Real.
En la temporada 2000/01 en el derbi guipuzcoano contra el Beasain, el rival más débil eliminó a los donostiarras por sorpresa, al igual que ocurrió al año siguiente en la eliminatoria contra el Hospitalet.
En la 2004/05 fue el Mirandés, también de la categoría de bronce, el que dio un disgusto mayúsculo a la hinchada realista y el último antecedente de debacle copera con equipos de Segunda B fue la del Zamora en la temporada 2005/06.
Un poco más atrás en el tiempo se recuerda también el varapalo sufrido en la temporada 95/96 contra el Numancia, también en aquella época en el tercer escalón del fútbol nacional.
En todo este tiempo el equipo que ahora entrena Jagoba Arrasate sólo fue capaz de eliminar a un Primera División, en su doble enfrentamiento contra el Granada que dejó encarrilado en Anoeta, en el que probablemente ha sido su mejor actuación en este torneo en las dos últimas décadas.
No le ha ido mucho mejor luego con conjuntos de nivel superior porque en las últimas campañas Almería, Mallorca, con una escandalosa goleada en Son Moix incluida, o el Córdoba han sido sus verdugos.
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