Espacio
y tiempo eran dos variables, que concatenadas, parecían ir en contra de
los intereses del Levante en la primera media hora de juego. Tejera
torturaba la psique de los jugadores azulgranas después de conectar sin
apenas oposición desde el borde del área. Era el segundo gol perico; un
auténtico lastre. Espacio y tiempo, entrelazados, aparecían como dos
magnitudes que parecían dinamizar al Levante en su cruzada por cambiar
el destino de un partido que había nacido torcido. Era la segunda mitad
de la confrontación y Juanlu y Lell habían salido al rescate de la
escuadra de Juan Ignacio en un minuto mágico e imponente. El duelo
entraba en una nueva dimensión. Espacio y tiempo son dos magnitudes
adscritas a la física, pero no hay leyes físicas, ni lógica posible que
impere en el escenario de Orriols, un feudo abonado a las emociones
fuertes en los últimos tiempos, máxime si surgen unos jugadores de una
fe y unos fundamentos inquebrantables como demostró el Levante con
argumentos en el capítulo decisivo del enfrentamiento ante el Espanyol.
Coadyuvó Juan Ignacio Martínez desde las catacumbas del banquillo con
una interesante variación táctica. Su lectura fue diáfana y conmocionó
el desarrolló de un envite que parecía innegociable para el propietario
de Orriols.
Sin
tiempo material para retomar el aliento los jugadores granotas volvían a
la medular para poner el esférico en juego. En esta ocasión, fue Tejera
el propietario de un notable gol. El jugador foráneo aprovechó un balón
perdido en las inmediaciones del área granota para lanzar una rosca
terminal. El Levante no encontraba respuestas para enarbolar su juego.
Parecía un equipo de mirada huidiza dispuesto sobre un campo repleto de
minas. No había atisbo de profundidad, ni acometidas vertiginosas, ni
sentido colectivo. Verdú se bastaba para ejercer de coronel en la
medular. Su innata calidad y la visión del juego que presenta se
convertían en una seria amenaza para la supervivencia de un Levante de
juego anoréxico. El Espanyol hacia de la pradera de Orriols un espacio
para su uso y disfrute. Resguardado su cuartel invernal, el arco
defendido por C. Álvarez, no cesaba en su empeño por dinamitar la meta
de Munúa.
La
sintomatología del partido era del todo adversa, pero este Levante no
claudicó, ni cejó en su empeño por regresar aunque para lograr este
cometido tenga de retar a la lógica. El paso por el vestuario ejerció un
magnetismo especial sobre el grupo. El bloque salió al terreno de juego
con efervescencia. Nadie mejor que Juanlu si se trata de tirar de casta
y metes dos quintales de pasión en el verde. Con Barkero en la sala de
máquinas y Michel unos metros por delante, el Levante quizás necesitaba
una caricia para recuperar la autoestima y para saber que contaba con
argumentos para discutirle el partido al Espanyol. Los hechos se
desencadenaron con una extrema celeridad. Un obús de Juanlu se clavó en
la escuadra perica. Una aventura de Lell por el interior del área
españolista acabó con el cuero al fondo de las mallas. Una décima de
segundo había cambiado el paisaje del encuentro. Es evidente que hay
instante con un innegable poder para mudar los acontecimientos.
El
Levante adquirió mayor fluidez en la circulación del balón y
profundidad por los costados. Su eje de rotación estaba más ajustado. Su
fútbol era más ortodoxo y ordenado. No obstante, el colectivo tuvo que
afrontar los minutos últimos con uno menos tras la expulsión de Iborra.
Este contratiempo no repercutió en la moral de los jugadores granotas.
El equipo siguió fiel a las coordenadas que había marcado. El gol
definitivo arribó tras una arrancada de Michel. El mediapunta inició una
escalada sorteando todos los obstáculos que iban saliendo a su paso.
Michel buscó la entrada de Ángel al primer palo, pero el balón chocó con
la pierna de un defensor blanquiazul y acabó entrando en la portería de
Cristian Álvarez iluminando a la grada de Orriols.
Levante:
Munúa; Lell, Ballesteros, Rodas, Juanfran; El Zhar (Rubén, m. 80), Diop
(Míchel, m. 46), Iborra, Juanlu; Barkero; y Gekas (Ángel, m. 80
Espanyol:
C. Álvarez; Javi López, Forlín, Raúl Rodríguez, Capdevila; Rui Fonte,
Víctor Sánchez, Tejera (H. Moreno, 76), Wakaso (Simão, m. 51); Verdú
(Stuani, m. 57); y Longo.
Goles:
0-1. M. 21. Longo. 0-2. M. 25. Tejera. 1-2. M. 55. Juanlu. 2-2. M. 56.
Lell. 3-2. M. 93. Míchel, tras choca el balón en un defensa.
Árbitro:
Teixeira Vitienes. Expulsó a Iborra (m. 81) por doble amarilla.
Amonestó a Wakaso, Diop, Víctor Sánchez, Capdevila, Rui Fonte, C.
Álvarez, Juanfran, Tejera y Munúa.
Fuente:Levante UD
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